martes, 1 de diciembre de 2009

Héroes de moral férrea dibujados en sepia: Second to None, por Arizona Baby



Lo mío con Arizona Baby fue amor a primera vista. Desde la primera vez que les vi en directo, en noviembre del año pasado, he estado esperando este disco como ningún otro. Después de ese concierto les abordé y me compré Songs to Sing Along, que aunque calmó mi ansia por volver a oírles, no hacía justicia a lo que acababa de ver. Entonces los Arizona se encontraban moviendo su segundo disco. Ha pasado casi un año, pero la espera ha merecido la pena.

El sábado pasado Arizona Baby tocaron en El Búho Real. Allí nos desplazamos la crew de Mordor Sonoro con el doble propósito de entrevistarles y ver el concierto. Al final ni lo uno ni lo otro. Para el concierto estaba todo vendido y la entrevista la tuvimos que aplazar a diciembre, por falta de tiempo. No fue del todo tiempo perdido, ya que les pude comprar Second to None, un disco que ya me sabía casi de memoria de tantas veces que lo he escuchado en mi mp3.

«Shiralee» abre el disco y, con él, la caja de Pandora. Imposible resistirse. Recuerdo perfectamente lo mucho que me gustó esta canción la primera vez que la escuché, cuando Arizona Baby tocaron de teloneros de Diamond Dogs en El Sol (concierto que reseñamos en Mordor Sonoro). La guitarra hipnótica de Javi (¿una de 12 cuerdas, quizá?) y las percusiones de Marcos toman el ferrocarril de las 8:30 y se lanzan hacia adelante como un huracán. Entonces es cuando entra en juego Rubén, el tercero en discordia, echando vapor a través de sus seis cuerdas, dibujando volutas de humo blanco con su slide mientras la locomotora acelera.

sábado, 28 de noviembre de 2009

De cómo The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle no consiguió engancharme a Bruce Springsteen

Lo que voy a decir ahora no es ningún secreto. Ya se lo he comentado a mucha gente, pero ahora que mis palabras nadan en el ciberespacio, esto es una confesión en toda regla. Ahí va: no me gusta Bruce Springsteen. Y mira que lo he intentado.

El que fue llamado salvador del rock 'n' roll, el tipo por el que las revistas especializadas babean sin cesar por discos como Born to Run, Born in the U.S.A. o The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle (el culpable de toda esta perorata), El Jefe, con mayúscula, siempre me ha parecido bastante coñazo, con perdón. Qué queréis que os diga. Excepto contadísimas excepciones, ninguna de sus canciones me ha llegado. Ninguna me ha gustado lo suficiente para o picar mi curiosidad, para seguir investigando y escuchando sus álbumes. Sus trabajos más celebrados me parecen correctos, sus composiciones me parecen, en muchos casos, notables. ¿Qué falla, pues? Pues esa producción tan mainstream, esa horrible producción limpia y aséptica que elimina toda traza de la sensación de peligro que se supone debe hacerte sentir un buen disco de rock.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Boris Sujdovic y la aplastante simplicidad de Fuzz Machine



No fueron los Sex Pistols, ni los Clash, ni los Ramones quienes prendieron la mecha del punk australiano.


La crudeza primitiva y salvaje de The Stooges cambió a toda una generación de músicos australianos. Mientras AC/DC revolucionaban el mundo del hard rock escribiendo clásico tras clásico, otras bandas como Scientists, Birthday Party, Radio Birdman y Beasts of Bourbon fueron las encargadas de hacer evolucionar el legado stooge hasta cotas de oscuridad insospechadas para sus propios creadores. De estas cuatro bandas saldría lo más granado del rock australiano de las dos últimas décadas. Kim Salmon, Roland S. Howard, Nick Cave, Deniz Tek, Spencer P. Jones, Rob Younger y, quién lo iba a decir, Boris Sujdovic.

No es ningún don nadie de quien hablemos, a pesar de que pocos reconocerán ese nombre. Sujdovic, tras pasar por un par de bandas de menor calado, terminó en 1980 de bajista en los Scientists, una de las bandas pioneras del rock australiano. Kim Salmon, miembro fundador, se valió de Boris para reformar a la banda y, juntos, se trasladados a Londres. Allí desarrollaron su malsano sonido combinando la urgencia de los Stooges con el tremendismo de The Gun Club y la oscuridad de The Cramps; dando una vuelta de tuerca al swamp rock, golpeando a su audiencia con canciones tan densas y negras como la pez. Canciones viscerales en las que destacan, precisamente, las sencillas pero intensas líneas de bajo de Boris, dotando a las composiciones de Salmon de unas atmósferas tan densas que estas casi se pueden masticar. Corresponden a esta época discos fundamentales como Blood Red River (1983) y This Heart Doesn't Run on Blood, This Heart Doesn't Run on Love (1984).

martes, 24 de noviembre de 2009

At the Rockhouse: un pimpollo llamado Roy Orbison



Roy Orbison es recordado por sus inmensas baladas, canciones rebosantes de sentimiento, pasión y una inocente y romántica idea del amor. Su voz, inconmensurable y de amplio registro (alcanzaba tres octavas completas), y los delicados y excelsos arreglos orquestales fueron los que definieron su música, hecha, como dijo Ignacio Julià, «para radiarse a medianoche», cuando los corazones solitarios buscan desesperados alguien que entienda su sufrimiento y sus anhelos.

martes, 17 de noviembre de 2009

Viajando de San Luis a Liverpool con Chuck Berry

Como dice Marshall Paul en las notas interiores de St. Louis to Liverpol, el título de este trabajo resume en cuatro palabras la vida y obra de Chuck Berry.

Pongamos esas palabras en contexto. En 1964, tras salir de la cárcel donde cumplió condena de dos años por tráfico de menores y proxenetismo, Chuck Berry era una antigua estrella caída en desgracia. Parte de su brillo se mantenía, no obstante, debido que los Beatles, los Rolling Stones y los nuevos y excitantes grupos británicos que habían conquistado América lo mentaban día sí, día no, como una influencia fundamental para ellos, llegando a grabar varias versiones de sus éxitos. Liverpool era entonces el centro musical del mundo, y en Liverpool amaban a Chuck Berry.

Además, a principios de los 60 la música surf era la nueva moda, recién salida de su entorno underground. Todo artista de rock and roll que se preciase grabó un disco de surf los primeros años de la década. Los Beach Boys, uno de los grupos de surf mainstream más representativos, grabaron en 1963 «Surfin' U.S.A.», una apropiación en toda regla de «Sweet Little Sixteen» en el que obviaron a Berry de los créditos. Sirvió, no obstante, para mantenerle en la memoria colectiva.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Potes y r'n'r

En ocasiones encuentras discazos en el último ligar del mundo donde esperarías encontrarlos.

Después del Azkena Rock, mi pareja y yo estuvimos de vacaciones recorriendo el norte viendo a colegas aquí y allá. Entre Vitoria y Xixon pasamos por Potes, donde hicimos parada obligada para ver el pueblo.

En Potes también hay rock. Foto de Alk.

Por suerte para nosotros era día de mercadillo. Ya sabéis; panes caseros, comida y bollería de verdad mezclados con los típicos puestos de bragas y calzoncillos a seis euros el paquete de tres. Deambulando por el mercadillo acabamos en uno de esos puestos en los que se encuentra de todo tirado en el suelo, como los que hay por el Rastro en las calles Mira el Río Baja y Carlos Arniches, paralelas a Rivera de Curtidores. Mi vista se fue directa a un cajón con vinilos. No esperaba encontrar nada, discos de música clásica y Manolo Escobar como mucho, pero por probar no se pierde nada, me dije. Para mi sorpresa, encontré bastante más de lo que pensaba. Mis ojos se tornaban más ojipláticos según iba pasando los tesoros que encontraba en la cubeta.

Este fue el botín, y agárrense que vienen curvas. St. Louis to Liverpol, de Chuck Berry; de los Doors, el primero, Strange Days y An American Prayer; At the Rock House, de Roy Orbison; The Wild, the Inocent & the E-Street Shuffle, del Jefe; la banda sonora de Great Balls of Fire y en la selección patria ¡A por ellos, que son pocos y cobardes!, de Loquillo y Trogloditas y Senderos de traición, de los Héroes.

Y todos, por nueve euros.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Black Lips, «Veni vidi vici»: demolición en la Joy Eslava

Ayer volví a pecar.

Los Black Lips pasaban por Madrid y esta vez era sí o sí. Sus dos últimos conciertos en Madrid me los había perdido, a saber, el de Gruta 77 en la gira de Let it Bloom (documentado en DVD por Munster Records) y el de la Caracol en la gira de Good Bad Not Evil. Sí que les ví en la sala Siroco, hace un porrón de años, cuando estaban girando We Didn't Know the Forest Spirit Made the Flowers Grow, creo recordar (no sé si Let it Bloom acababa de salir o estaba a punto de hacerlo).

Lo mejor es que les teloneaban Wau y Los Arrrghs!!! a quienes todavía no había visto y que me dejaron anonadado. A la tercera canción, Juanito (cantante) ya estaba sangrando (no sé si se partió el labio o era la nariz) y dio todo el concierto con la cara ensangrentada. Fue un vibrante espectáculo de garage sin concesiones, que terminó de forma espectacular con Erwin Flores, cantante de los míticos Saicos, en el escenario interpretando «Demolición», clásico del garage latino y del que Wau y Los Arrrghs!!! hicieron una versión en su primer LP:

jueves, 12 de noviembre de 2009

Screamin' Cheetah Wheelies, Ten Miles High

Después de la increíble demostración de clase y talento de Mike Farris en el Azkena, fui como un perrito al puesto de mercadería para hacerme con una copia de Salvation in Lights. Como ya comenté en la batallita correspondiente, el alto precio me hizo decidirme por Ten Miles High, un EP de cuatro temas que terminó siendo lo último que publicaron los Screamin’ Cheetah Wheelies.

No me arrepentí. Con los primeros compases de «Love Is the Color», tema que abre el EP, supe que había sido una buna compra. Sobre un riff hardroquero y un bajo con aires funk aparecen unos etéreos teclados, una segunda guitarra que corta el aire y, claro, la portentosa voz de Mike Farris, quien nos ofrece varios quiebros de voz a lo largo de toda la canción que ponen sobre el tapete sus impresionantes cualidades vocales.

martes, 10 de noviembre de 2009

Eli "Paperboy" Reed & The True Loves, Ace of Spades EP (O de cómo Eli se hace mayor como vocalista).

Decidí comprar, además del single, el EP en formato CD de Ace of Spades. Podría haberme ahorrado el vinilo, ya que «Ace of Spades» y «I’m Gonna Break every Heart I Can» están también incluidas en el EP, pero me apetecía tener esas canciones en vinilo.

El EP incluye, además de esas dos canciones, otros tres temas. El primero se trata de «Bad Girl», una canción escrita por Lee Moses y Boby Dixon (si queréis indagar más sobre esta canción y escuchar algunas versiones suyas, os recomiendo encarecidamente que leáis —y escuchéis— este post del estupendo blog In Dangerous Rhythm. A Soul Diary). Existen similaridades entre la fogosidad de Moses y Eli. Ciertas cadencias y quiebros son muy similares a la hora de enfrentarse a la melodía de este tema; aunque Eli es bastante más histriónico que Moses, lo que también le permite realizar más acrobacias. Lee Moses es, por cierto, una de esas joyas desconocidas del soul sobre el que os recomiendo que investiguéis más:

domingo, 8 de noviembre de 2009

El «Ace of Spades» de Eli "Paperboy" Reed

El single de Eli "Paperboy" Reed & The True Loves, «Ace of Spades» b/w «I'm Gonna Break every Heart I Can», fue la primera adquisición azkenera.

La versión de «Ace of Spades» es, por sí misma, un temazo. Soul sudoroso con el toque justo de pulsión sexual, como Dios manda. Y es que el soul, que bebe mucho del gospel, siempre se ha movido entre lo espiritual y lo carnal. Mientras que la versión original desprende chulería macarra, en la versión de Eli encontramos chulería, sí, pero más fina, la que poseen aquellos que vencen a sus adversarios con inteligencia antes que con fuerza. Algo así como Henry Gondorff y Johnny Hooker, los personajes que interpretan Paul Newman y Robert Redford en la magistral El golpe, de George Roy Hill. El primero, perro viejo, siempre está frenando el ímpetu vengativo del segundo. A Roy Lonegan se le vence con inteligencia, no con fuerza.

Ahora, en tanto que versión, «Ace of Spades», naufraga en su intento de dar una vuelta de tuerca al tema original, como ya comenté en la mini reseña que escribí para Mordor Sonoro. La canción de Eli es prácticamente irreconocible; la letra es lo único que recuerda a la original. Me gusta que los músicos le den vueltas a las versiones (¿para qué hacer algo igual al original?), pero en este caso Eli se ha pasado de rosca. Aún así, insisto, como canción, el «Ace of Spades» de Eli es un temazo:

jueves, 5 de noviembre de 2009

De compras en el Azkena Rock Festival

Como ya os comenté en el segundo post, mis compras de música se van a ver repercutidas por estos tiempos de crisis y paro. Así que para animar un poco el blog viajaremos atrás en el tiempo, de manera virtual, hasta el viernes 15 de mayo, el segundo día del Azkena Rock Festival.

Como todos los años acudimos en comandita al Azkena (y aquí está la crónica que escribimos para Mordor Sonoro). En mi mente había dos conciertos que no me quería perder por nada del mundo: Eli "Paperboy" Reed y Mike Farris. Bueno, en realidad había más que no me quería perder (Black Crowes, Dr. Dog, Woven Hand, Jon Ulecia, The Breeders, TSOOL...), pero estos dos eran por los que más excitado me sentía.

El escenario Lux Interior del ARF. Foto de Alk, Mordor Sonoro Webzine

Por supuesto, también pensaba rondar alrededor del puesto de merchandising para trincar varios discos a los que tenía echado el ojo. Eran el Salvation in Lights de Farris, el single «Ace of Spades» de Eli "Paperboy" Reed y Last Night Dream de Jon Ulecia & Cantina Bizarro. Discos, en definitiva, que en Madrid estaban caros o eran imposibles de encontrar.

Pues bien, el CD de Salvation in Lights estaba como a 15 euros. A ese precio me lo compro en Madrid o por internet, así que pasé. En cambio, me hice con Ten Miles High, el último EP de The Screamin' Cheeth Wheelies (¡por 6 euskos!), el grupo que capitaneó Mike Farris hasta su disolución. El disco de Jon Ulecia no lo encontré, pero me hice con el single del repartidor de periódicos en doble formato: vinilo y CD (con otras tres canciones). Entre los dos, 14 euros, uno menos de haberlo pedido por correo a la discográfica (sin contar los gastos de envío).

No se dio mal el Azkena.

lunes, 2 de noviembre de 2009

El segundo sencillo de Über


Hoy he pecado. No lo he podido resistir. Tenía a Über metidos en la mollera desde que escuché su «Sí sí sí sí sí sí sí, pero de qué!» en el recopilatorio Matado por la muerte. Hoy he pasado por una tienda del centro y he visto un single por seis euros.

Este es el segundo 7" editado por la banda. Über son de Barcelona y lo suyo es el hardcore anfetamínico cantado en castellano, inglés y catalán. Aunque musicalmente no tienen nada que ver con Lendakaris Muertos, comparten con ellos una visión cachonda y desacomplejada, sabiendo usar un humor un tanto burdo para cagarse en papá estado y mamá familia.

sábado, 31 de octubre de 2009

Here to Save Your Soul de The Jim Jones Revue

Here to Save Your Soul. Singles Volume One recopila los cuatro singles que la banda ha sacado desde noviembre de 2008. Las caras A de tres de ellos están extraídas de su primer álbum («Rock 'n' roll Psychosis», «Cement Mixer» y «Princess & The Frog») pero, ¡albricias!, las caras B son canciones exclusivas que no estaban en el citado LP.

El cuarto single tiene dos canciones exclusivas («Elemental» b/w «Burning Your House») que son de lo mejor del disco. «Elemental» es un rock and roll con toques que me recuerdan a los Stones-Faces. «Burning Your House» es un temazo en el que el grupo cambia un poco de registro, adentrándose en el blues pero manteniendo el gamberrismo que les caracteriza. Este tema bien podría ser una muestra de lo que nos ofrecerán los de Jim Jones en un futuro porque ¿cuánto creéis que les puede durar esto? ¿Dos, tres discos más? No os equivoquéis, estos dos discos me encantan pero... ¿os imagináis a unos cincuentones tocando esto? No, ¿verdad?

The Jim Jones Revue: hágase el rock and roll

Ya comenté en la reseña de Mordor Sonoro que este primer disco de The Jim Jones Revue era la perfecta actualización de esa revolución que fue el rock and roll a mediados de los cincuenta. La música sexual, lasciva y perniciosa que veía la conservadora sociedad bienpensante encandiló a la juventud y marcó un antes y un después en el devenir de la música popular.

viernes, 30 de octubre de 2009

Pillando en los conciertos: Jim Jones Revue

Este post inaugura una categoría que he llamado «Batallitas». Supongo que imaginaréis porqué. Aquí no hablaré de discos, sino que serán eso, batallitas en las que os contaré cómo he conseguido determinados álbumes. Los posts (¿o postes?) que sigan a una batallita serán para describir las adquisiciones a las que refiera la batallita en cuestión.

Me gusta pillar discos en los conciertos. Por varias razones. Primero, porque suelen estar más baratos que en las tiendas. Segundo, porque muchas cosas no las consigues pateando Madrid y no queda más remedio que la venta por correo o pillar en conciertos (y entre estas dos, la segunda opción es la mejor, huelga decir que te ahorras los gastos de envío). Pero lo más importante es que cuando compras en un concierto le estás comprando al grupo. Directamente. Sin intermediarios. Es el equivalente a comprarle a un agricultor o a una cooperativa. Menos intermediarios, más pasta para el grupo.

Jim Jones en Gruta 77. Foto de Alk, Mordor Sonoro Webzine.

Cuando me enteré de que Jim Jones Revue volvían a Madrid, no me lo pensé dos veces. Y menos después de haberme maldecido por no haber ido al anterior concierto que la banda ofreció en El Foro el pasado marzo.

Sabía que iba a ser el conciertazo que fue. Y además, tenía el aliciente de poder pillarme su fantástico debut a un precio razonable (13 pavos). Lo malo para mi bolsillo es que no sólo traían The Jim Jones Revue, sino que presentaban un recopilatorio de singles titulado Here to Save Your Soul. Así que adivinad: acabé pillándome los dos.

Y tendríais que haber visto el puesto: los discos volaban.

sábado, 24 de octubre de 2009

Bloodola de Vice Presidentes (y mis tribulaciones con el grindcore)


No soy aficionado al grindcore. Mi primera adquisición de un disco de grindcore fue en el Rastro, en uno de los puestos de Tirso de Molina. Resulta que compré el Last Will and Testament de Poison Idea y el vendedor me dijo, «Si te gustan los Idea, estos te van a molar». Era un split de Looking for an Answer y Zanussi. Como eran 3 pavos le hice caso y me lo llevé. Cuando, ya en casa, lo pinché, me quedé estupefacto y... con ganas de cagarme en la madre que parió al punki de Tirso.

domingo, 18 de octubre de 2009

Declaración de intenciones (II)

Cuando decidí que la idea de hacer este blog seguiría adelante, mi primera decisión fue que empezaría desde el final.

La primera entrada iba a ser el Bloodola de Vice Presidentes. Lo adquirí en el concierto que los Vices dieron en el Hebe. Y fue esa misma noche cuando, revolviéndome en la cama, me vino la idea de este blog.

Lamentablemente, mi precaria situación económica va a hacer que mis compras se resientan. Así que empezar el blog justo cuando voy a tener que dejar de comprar discos lo iba a hacer un poco aburrido. Decidí entonces que empezaría a contar desde mayo de este año. Los posts sobre las (pocas) nuevas adquisiciones que vengan, se intercalarán con los que he ido comprando desde mayo, arrancando el primer día que pasé en el Azkena Rock Festival.

Intercalaré también algunos entradas sobre discos que sean especiales para mí, álbumes que me hayan marcando como consumidor de música, que me hayan hecho romper prejuicios establecidos o que tengan detrás alguna historia interesante que contar.

Pero, como ya he dicho, el honor de inaugurara el blog le corresponde a Bloodola, de Vice Presidentes.

Declaración de intenciones

La idea de este blog surgió de una noche de insomnio. En realidad fue una de esas incómodas noches de sueño ligero. Das vueltas sin parar en la cama y permaneces en un estado de duermevela en el que sueño y realidad se mezclan.

En ese estado empezé a darle vueltas, inconscientemente, a la idea de crear un diario sui generis sobre el día a día de un consumidor compulsivo de música popular. No os asustéis, que no se trata de contar mi vida. Primero, porque no voy a airear mi intimidad en un espacio público. Eso se lo dejo a los fantoches de Gran Hermano y similares. Segundo, porque aunque esa fuese mi intención, sería un tanto pretencioso por mi parte el imaginar que mi vida sea la suficientemente interesante como para que le interese a alguien que no me conozca.

¿De qué estoy hablando, pues, cuando me refiero a un diario?

Lo que quiero recoger aquí es más un diario sobre mi colección de música que sobre mí mismo, aunque lo primero implica algo de lo segundo. Dejaré que mi creciente colección de discos me defina como fanático que soy de la música popular.

Quisiera dejar claro que no soy un coleccionista de discos. No soy un gilipollas pretencioso, como decían, con bastante sorna, Poison Idea (a quienes he robado el título del blog). Soy un coleccionista de música. Me da igual si el disco que he comprado es una edición original o una reedición. Lo que me interesa es la música en sí.

Eso no quiere decir que no me importe el soporte; soy muy fetichista al respecto. Para mí es especial la sensación de sacar un vinilo de su funda, colocarlo en el plato y bajar la aguja. Escuchar los crujidos. Darle la vuelta y escuchar la otra cara. De la misma forma me pasa con un CD. Sacar el libreto. Leer la letra pequeña. Eso no se puede hacer con la música en mp3. No nos engañemos, tengo un reproductor portátil de mp3 como todo quisqui. Pero en mi casa, manda mi cadena. Si pongo música, lo hago en formato físico. Tiene una magia que no tienen los fríos unos y ceros de los archivos del ordenador.

Por eso tengo una colección más o menos respetable. Me encanta comprar discos, recorrer tiendas llenas de cubetas y acabar con los dedos llenos del polvo que esos discos han acumulado con el paso de los años.

De eso, y sólo de eso, va este blog. Decidí que haría un día a día de mis compras de música. Para cada disco, single o DVD, haré una entrada hablando de cómo y porqué lo compré e intentaré hacer una breve reseña, poner alguna canción en streaming e incluir datos sobre el disco en cuestión: que edición es, el formato, el precio, dónde lo compré, etc.

Además, claro, indicare el estado de mi colección. Cómo crece y como crezco yo con ella. Con el paso de los años (si esto sigue en pie), podré (podréis) comprobar como mi cultura musical se ha ido enriqueciendo, cuando empezé a escuchar a Iron Maiden o cuando me dejó de gustar cierto grupo que en su momento me moló.

Y eso es todo. Espero que os guste.
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