martes, 24 de mayo de 2011

Happy Birthday Bob!

24 de mayo. Hoy Bob Dylan cumple 70 años. Una efeméride que buena parte de la prensa musical no ha dejado de lado. Ahí están las (merecidas) portadas de Uncut o Ruta 66, por ejemplo. La compra de la Ruta es, casi, obligada, ya lo sabréis los que pasáis por aquí. Aunque ahora estoy intentando economizar y a veces la leo en la biblioteca, este mes no he podido resistirme. ¿Bob Dylan en portada? Pues revista que cae. Y ayer, precisamente, cayó la Uncut de mayo. Determinante también fue la inclusión de un CD titulado Happy Birthday Bob, un recopilatorio de varios artistas con una doble línea de unión: canciones de cumpleaños intercaladas con versiones de Dylan. Ahora mismo, está sonando en el equipo. Y de eso vamos a hablar hoy.

Antes de seguir, me gustaría aclarar que no soy un dylanita (¿dylaniano?) empedernido. Aún me faltan épocas de Dylan por cubrir; y es que prefiero degustar sus discos y no darme un atracón. Tengo bastante confusas la década de los ochenta y de los noventa, de los setenta controlo la mayor parte de discos (aunque hay algunos que he escuchado sólo un par de veces; la primera mitad me es más extraña que la segunda). En cuanto a muchos de sus bootlegs más conocidos (Highway 61 Revisited Again, Blood on the Tapes, A Tree with Roots...), tampoco he escuchado muchos de ellos, más que por falta de ganas porque muchos circulan sólo en vinilo y sus precios andan por las nubes. Desde que me enganché, eso sí, disco que saca, disco que cae. Sin contemplaciones (bueno, la pasta no me ha dado para comprar The Original Mono Recordings, pero en cuanto el tema mejore, creedme, caerán).


«16 candles», por The Crests. Felicitación en clave doo-woop.

El CD de marras está pensado como un regalo de cumpleaños: hay canciones que, según la revista, al propio Bob le hubiesen gustado; ahí están «Happy, happy birthday Baby», de The Tune Weavers o «Party doll» de Buddy Knox. O por las que siente verdadera admiración; por ejemplo la poderosa versión de «Let's have a party» de Wanda Jackson ha sonado en Theme Time Radio Hour y «16 candels» de The Crests, la ha tocado con Bobby Vee. Y si hablamos de artistas admirados, ahí está el imprescindible Hank Williams con «Next Sunday darlin' is my birthday», aunque echo de menos a Roy Orbison; Dylan no repara en elogios hacia ambos en sus Chronicles vol. 1.

La mayor parte de ellos son remotos temas de rhythm and blues, doo woop y rock and roll, estilos a los que el joven Zimmerman se enganchó antes de que Woodie Guthrie abriese su mente y le convirtiese en el afamado trovador del Greenwich Village neoyorquino en que se convirtió a principios de los sesenta. Son piezas exquisitas, en definitiva, que bien podrían formar parte de la extensa colección de discos del maestro de Duluth.


«Let's have a party», por Wanda Jackson. Dylan dijo de esta canción antes de pincharla: «Elvis la grabó primero, pero podéis ponerme esta cada día».

Otra parte del CD son versiones de Dylan; intercalados, encontramos a Robyn Hitchcock & The Venus 3 (con gente tan interesante como Peter Buck y Steve McCaughey) que se marcan una excelente «Not dark yet» (incluida en Time Out of Mind, el disco que le «devolvió» a la palestra de la que aún hoy no se ha bajado) con unas guitarras que emulan las densas atmósferas propias de las producciones de Daniel Lanois, una innecesaria «All tomorrow's parties (de la folkie June Tabor) o «Stuck inside of mobile...» de los plomizos North Mississippi Allstars (no puedo con las jam bands). Con lo que me gusta esa canción, ¿no habrían quedado mejor la de Kiko Veneno?


«Not dark yet», por Robyn Hitchcock & The Venus 3. McCaughey vuelve a aparecer por aquí.

En fin, no se me ocurre mejor manera de regresar al blog que hablando de Dylan. Nadie podrá negar la inigualable influencia que ha ejercido en el devenir de la música popular. Sin él, nada sería igual.

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