sábado, 17 de abril de 2010

Celebrando el «Día de la tiendas de discos» con el Rib Out 7" de Magnetix



Miro el escaparate; algo me ha llamado la atención y me detengo. Arriba el letrero que anuncia «Commercial Records». «No debería», pienso, pero ya es demasiado tarde. He entrado y no me voy a ir de vacío; está feo eso de estar casi una hora rebuscando para no llevarte nada. Las cubetas están llenas, los dedos van pasando los vinilos rápidamente, con avidez, y muchas cosas llaman mi atención. Pero ¡ah, hay poca pasta y el presupuesto de discos se ha agotado! Bien, arañaré seis euros de una copa que no me tomaré la próxima juerga y me hago con un single: Rib Out, la última rodaja a nombre de Magnetix. «Por una vez, no pasa nada, no volverá a ocurrir». Ja, el autoengaño contraataca. Ni es la primera ni será la última vez que sobrepaso con holgura el presupuesto mensual. Este vicio es muy malo.

Commercial Records y Radio City Discos son mis dos tiendas favoritas de discos de Madrid. No le hacen ascos a los CDs pero el vinilo manda. Sus dueños son atentos, siempre tienen tiempo para hablar de discos y en sus cubetas atesoran gema tras gema. Aunque pases toda la mañana buscando y remuevas la tienda entera encuentras poca morralla. Da gusto comprar discos en estas pequeñas tiendas.

Y hoy, 17 de abril, es el día de las tiendas de discos. Una chorrada, sí, pero que me ha hecho gracia: en honor, pues, a las tiendas de discos, reseño la que ha sido mi última adquisición en una tienda-tienda (eso fue el pasado febrero): el single de Magnetix.

Conocí a Magnetix en 2005, en la fiesta que The Holy Cobra Society celebró en la Sala Siroco. Creo que ya he hablado en alguna ocasión del evento. Allí tocaron River City Tanlines (de Alicja Trout, la de los Lost Sounds), Black Lips (cuando todavía no les conocía ni Perry) y los Magnetix. Abrieron el concierto los excitantes gabachos. Enseguida me quedé prendado de ellos, de su electrizante energía, su salvajismo sonoro y su cruda revisión del rock 'n' roll.

lunes, 12 de abril de 2010

Atomizador, Rompe el dogma: una experiencia sonora indescriptible (y V)



¿Consideras los primeros discos de Devendra Banhart como una rara avis del folk, a los Moldy Peaches unos bizarros y a Lidia Lamunt una marciana? Pues este mini CD de Atomizador hará que los límites de lo que consideras folk se ensanchen unas cuantas millas. Vale, catalogar a Atomizador como folk es un tanto arriesgado, pero a mí me hace gracia describirlos así; es más una broma que una reflexión que haya que tomarse en serio. Así que no os mosqueéis, amantes de los sonidos de raíces norteamericanos.

domingo, 11 de abril de 2010

La tercera casete de Humor Vítreo: una experiencia sonora indescriptible (IV)



Humor Vítreo es un proyecto a medias de Jose y Ana. A estas alturas supongo que ya sabréis que Jose es el responsable de Afeite Al Perro. Ana pertenece al colectivo S.C.U.M. de Corazón Salvaxe.

Su punkderfonía de samples y zumbidos construye un sonido urbano y esquizofrénico; como si la ciudad te gritase al oído revelándote sus secretos durante una pesadilla etílica. ¿Nunca te has rendido al alcohol quedándote dormido en el primer tren de la mañana? Las imágenes que te asaltan en la duermevela se estiran chiclosas, se retuercen en caprichosos ángulos, se tornan volátiles y escapan a tu control; imposible evitar que el mal rollo te atrape.

sábado, 10 de abril de 2010

Biko, Es muy difícil llegar a imaginar que del humanure pueda surgir vida vegetal: una experiencia sonora indescriptible (III)



Biko está formado por Ibon y Jose. El primero, vasco, toca la alboka. El segundo, madrileño, la ocarina. Como lo oyen. Curiosamente, Ibon Koteron, tocayo del primero y protegido de Kepa Junkera, es uno de los grandes albokaris del país vasco en lo que se refiere a música tradicional. Por supuesto, el dúo no tiene nada que ver con la música tradicional.

En «Es muy difícil llegar a imaginar que del humanure pueda surgir vida vegetal» Biko tejen una atmósfera de pesadilla triposa a base de espirales creadas con alboka, ocarina y gemidos guturales. Asistimos a un qwwali apócrifo que nos conduce a un asfixiante trance, un estado catatónico del que no podemos escapar. Sólo cuando termina la letanía pagana («¿qué coño ha sido eso?», pensamos) volvemos al mundo real tras 15 minutos de obligado, inevitable viaje interior.

viernes, 9 de abril de 2010

Tzesne, Cubierto con tierra: una experiencia sonora indescriptible (II)



En Afeite Al Perro describen a Tzesne como «el emperador vasco del ruido dróniconírico y las grabaciones de campo de otro mundo».

Según pulsé el play, y con esa definición en mi cabeza, me transporté mentalmente a 24 Hour Party People, el biopic sobre Tony Wilson, Factory Records y el Madchester de los setenta y ochenta. Ya sabéis, Joy Division, Durruti Column, New Order, los Happy Mondays y el inicio de la cultura rave. En una escena, Tony Wilson (interpretado por Steeve Cugan) está buscando a Martin Hannet (interpretado por Andy Serkis, hoy conocido como Gollum) para que produzca el primer single de Joy Division. El encuentro se produce en medio de la nada. Bajo un silencio absoluto, Hannet parece estar intentando cazar algo con la grabadora que lleva encima:

Tony Wilson: ¡Martin! ¡¿Qué estás haciendo?!
Martin Hannet: ¡Grabar el silencio!
Tony Wilson: ¡¿Estás grabando el silencio?!
Martin Hannet: ¡No, ahora estoy grabando al puto Tony Wilson!

jueves, 8 de abril de 2010

Afeite Al Perro: una experiencia sonora indescriptible (I)


Esta mañana me he enfrentado a una de las experiencias sonoras más duras de mi vida.

Ha llegado un pedido (¡sólo han tardado dos días!) que hice el lunes a la discográfica Afeite Al Perro (conocí de su existencia gracias a Sudor), especializada en edición de ¿punk? experimental en cintas de casete, fundamentalmente.

Sí, casetes. Y en cuidadísimas ediciones con dibujos originales (como el que veis aquí arriba), cintas tuneadas y empaquetados realmente originales. Muchos sellos «profesionales» deberían tomar buena nota y seguir tan magnífico ejemplo.

Según iba avanzando la cinta magnetoscópica por el cabezal de la cadena, vino inmediatamente a mi cabeza la reflexión que Ignacio Julià hace en el editorial de marzo de Ruta 66.
¿Porqué vive el Rock su irreversible Día de la Marmota, preso de un ritmo y de una mecánica al parecer eterna? [...] ¿Sólo nos queda asistir a la práctica de viejos rituales ya gastados y liturgias anteriores al nacimiento de una elevado tanto por ciento del público actual? ¿Cuánto seremos capaces de aguantar que nos suelten otra vez el mismo riff anclado en ese blues que merece jubilarse? El rock era algo que "crea una energía que te impulsa hacia el futuro". No caigamos totalmente derrotados aún, algunas veces todavía lo consigue. Creo.

Bien, lector. Escucha los próximos posts, quizá te den una respuesta.

O quizá, simplemente, me han tomado el pelo y ahora os quiero hacer partícipes de mi engaño.

Decididlo vosotros mismos.

PD: la imagen es un dibujo original de José, responsable del sello.
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