jueves, 6 de mayo de 2010

Hendrik Röver y El espíritu de Buck Owens

Soy un consumidor compulsivo de música. Por eso me compro (compraba; ya sabéis, cosas de la economía) muchos discos, pero nunca había pagado por descargarme música. Hasta este pasado lunes.

Comprar un disco es un ritual casi religioso. La excitación al salir de la tienda con un nuevo disco bajo el brazo, la emoción al rasgar el envoltorio (normalmente lo hago de camino a casa, las ansias me pueden), leer las notas, hojear el libreto y, por fin, poner el nuevo tesoro en el reproductor y que el torrente sonoro que sale de los altavoces lo inunde todo; todo lo que tiene de litúrgico comprar un disco se esfuma con una descarga digital. Con un click. Llamadme anticuado, pero es lo que hay. Además está el hecho de que con las descargas vuelven a vendernos la moto y a inflar precios que sólo benefician a los intermediarios, a aquellos que nada aportan a la creación artística. En i-Tunes o Amazon descargar una canción tiene un precio aproximado de un euro. A más de diez canciones por disco, pagamos lo mismo que por un disco de verdad. No merece la pena.

Dando vueltas por internet he terminado encontrando, El espíritu de Buck Owens vía descarga digital, un single de Hendrik Röver con dos canciones no incluidas en Esqueletos, primer disco en solitario del líder de Los Deltonos. Como el precio me ha parecido más que razonable, he optado por pagar y me lo he descargado.


«(El último clavo en mi) Ataúd», de Hendrik Röver.

¿Pero quién es Buck Owens? Para empezar, una cuenta pendiente mía. Dejando de lado las cuestiones personales, Buck Owen es uno de los máximos exponentes del denominado Bakersfield Sound, movimiento renovador del country salido de Bakersfield, ciudad californiana con una gran presencia de okies, descendientes de los granjeros arruinados que emigraron durante los años de la gran depresión. Es esta una historia de perdedores y desposeídos, trágica epopeya que John Steinbeck inmortalizó en Las uvas de la ira. Con el fantasma de Tom Joad y la influencia del rockabilly como trasfondo, el sonido Bakersfield apostó por la electrificación del country y la vuelta al orgullo proletario. Buck Owens y el gran Merle Haggard son los más claros exponentes de estas dos posturas. Desde la lejana Nueva Inglaterra, un mozalbete sureño que atendía al nombre de Gram Parsons conectó con el sonido de Bakersfield; desde Nueva York se movió con su grupo International Submarine Band hasta Los Angeles. Finiquitado éste se incorporó a The Byrds, y su influencia en el seno de la banda hizo posible la magia de Sweetheart of the Rodeo (mi álbum favorito de The Byrds), que supuso el acercamiento de la música vaquera a la psicodelia californiana. Hoy se le recuerda como uno de los más influyentes intérpretes del country-rock; respetado e idolatrado, sus seguidores se cuentan por legión, su semilla puede rastrearse en casi todos los grupos de country alternativo y americana.


«Train song» de The Flying Burrito Brothers, capitaneados por Gram Parsons y Chris Hillman.

Al no controlar a Buck Owens, el primer nombre que vino a mi cabeza nada más comenzar «(El último clavo en mi) ataúd» fue el de Gram Parsons. Sí, su espíritu, y por ende el de Buck Owens, están hoy presentes en Hendrik Röver y la generación del No Depression.


«Montaña rusa», de Hendrik Röver.

Como en el sobresaliente Esqueletos, las canciones se articulan dentro de un imaginario que está profundamente ligado al folclore estadounidense. Historias de perdedores, de sueños esfumados, de corazones solitarios que se esconden tras los vasos vacíos, destrozados por los implacables golpes de la existencia. Bien lo sabían Hank Williams, Gram Parsons y Townes Van Zandt. Saltando la barrera idiomática, Hendrik nos trae la desazón de aquel que ya parece resignado a lo que la vida le depara, bien porque no ha sabido, bien porque no ha podido, crearse un destino mejor. Son las suyas canciones tristes y a la vez hermosas.

It's a sad and beautiful world, como canturreaba Tom Waits en Down by Law.


Hendrik Röver, El espíritu de Buck Owens
**** Discográfica: Guitar Town
**** Formato: descarga (CD-single)
**** Año: 2008
Este es mi mini CD número 51

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