jueves, 20 de mayo de 2010

Jason & The Scorchers: bolazo y discazo



El de la pasada noche en El Sol fue, para mí, uno de los bolos más esperados de los últimos tiempos: Jason & The Scorchers están de vuelta al ruedo. Y dejaron claro que quien tuvo retuvo: siguen dejándose la piel sobre las tablas. Lo de que el tiempo no pasa en balde no parece aplicarse a los de Nashville, sólo en las arrugas de sus rostros son visibles los más de diez años que han pasado desde que entregaron su último disco de estudio Clear Impetous Morning (1996). Incontestables en el escenario, el concierto avanzó como un auténtico vendaval dirigido por Jason Ringenberg, quien ejerció de carismático maestro de ceremonias. Se ha repetido hasta la saciedad, pero no es menos cierto: el talludo cantante aúna la elegancia de Hank Williams con los delirantes espasmos de Iggy Pop, o quizá, John Lydon. Y a su lado el exquisito prestidigitador de la Telecaster Warner E. Hodges, anoche realmente inspirado y tocado por la mano de los dioses (Richard-Young-Hendrix), jefe absoluto de un estilo que prácticamente ha inventado él.

Además, los Scorchers vuelven con discazo. No es esta una reunión de abuelos cebolleta que entregan, como pobre excusa, un disco en el que dilapidan su reputación pretérita. No. Los Scorchers han irrumpido con alardes, como forajidos abatiendo las puertas de un saloon de mala muerte, con un nuevo disco bajo el brazo, Halcyon Times, que se deja comparar, sin rubor y sin desmerecer, con lo más granado de su discografía de los ochenta.


«Moonshine guy/Releasing celtic prisoners» explosiva abertura cowpunk. Si no sabes muy bien qué quiere decir eso de «Merle Haggard encuentra a los Ramones», esta canción es el ejemplo perfecto.

Reyes del cowpunk (etiqueta de la que siempre renegaron, según Ringenberg, porque banalizaba todo lo que hicieron), auténticos héroes del honky tonk que se ganaron a pulso un nombre propio entre la hornada de bandas que revolucionó el country a principios de los ochenta. Artistas que, desde el máximo respeto al género, estiraron los límites de la música campestre o, simplemente, le devolvieron la dignidad que merece: Steve Earle, Green on Red (mención especial a la excitante carrera de Chuck Prophet en solitario), Dwight Yoakam (atención a este nombre), K.D. Lang y un largo etcétera. También, y en menor medida, podemos hablar de Violent Femmes, R.E.M. o Meat Puppets. Encabezando el tsunami estaban los Scorchers, moviéndose como peces en el agua entre el hard rock de honky-tonk, el punk ramoniano y el outlaw
country.

De trayectoria azarosa, la vida de Jason & The Scorchers ha sufrido de muchas idas y venidas, algún que otro desencuentro y la separación de la banda en varias ocasiones. Nunca ha sido una desbandada definitiva, tarde o temprano han vuelto al estudio y/o los escenarios. Lo hacen ahora con renovada base rítmica, Pontus Snibb (batería) y Al Collins (bajo) sustituyen, respectivamente, a Perry Baggs (ausente por problemas de salud) y Jeff Johnson (abandonó la nave de los Scochers definitivamente en 1996). Jason Ringenberg (voz y guitarra) y Warner Hodges (guitarra) son, pues, los únicos que continúan al frente del proyecto desde sus comienzos.


«Mother of greed», acongojante canción de orgulloso workin' class hero.

Halcyon Times, que es lo que nos ocupa, es un disco inmediato, de los que entran a la primera y en el que las canciones de relleno brillan por su total ausencia. Es este un trabajo honesto que huele definitivamente a Jason & The Scorchers («Beat on the mountain», «Mona Lee», «Mother of greed»), pero al catarlo encontramos, un refinado bouquet dylanita, aromas de Stones (extraordinaria «When did it get so easy (To lie to me)») y retrogusto a Steve Earle o los Crazy Horse de Neil Young («Land of the free», «Twang town blues») o incluso, si me apuro, a los Wildhearts más rootsies («We've got it goin' on»).

Es gracias a la insistencia de Warner que tenemos un nuevo disco de The Scorchers. Jason, inicialmente, no se encontraba conforme con la idea del guitarrista, surgida tras la gira europea de 2008 y en la que visitaron España por vez primera al tocar en el festival Crossroads, en Xixón. Finalmente cedió el cantante, abriendo un proceso compositivo en casa de Warner, con invitados como Ginger (de The Wildhearts), Dan Baird (miembro de The Georgia Satellites, hoy en solitario y en cuya banda The Homenade Sin ha tocado Warner Hodges) y Tommy Womack. La creatividad se disparó y comenzaron a parecer las canciones, que fueron grabadas en directo bajo la atenta mirada de Brad Jones, coproductor junto con Warner, lo que explica porqué Halcyon Times suena tan fresco y potente. Dan Baird se encargó de las guitarras rítmicas, pudiendo así Jason concentrarse en las voces, y entre otros invitados (Ben Strano al banjo y Brad Jones al piano) destaca el antiguo Scorcher Perry Baggs, quien puso su voz para terminar de redondear muchos temas.


«Better than this», desbocada explosión rocanrolera: Warner a la voz principal.

Benditos sean estos rednecks, que hicieron que anoche me durmiese, con una imborrable sonrisa en los labios, canturreando aquello de you're telling white lies / you're telling white lies / I can see right through that this disguise / Can't you tell I can tell when you're telling white lies?...


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