De cómo The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle no consiguió engancharme a Bruce Springsteen

Lo que voy a decir ahora no es ningún secreto. Ya se lo he comentado a mucha gente, pero ahora que mis palabras nadan en el ciberespacio, esto es una confesión en toda regla. Ahí va: no me gusta Bruce Springsteen. Y mira que lo he intentado.

El que fue llamado salvador del rock 'n' roll, el tipo por el que las revistas especializadas babean sin cesar por discos como Born to Run, Born in the U.S.A. o The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle (el culpable de toda esta perorata), El Jefe, con mayúscula, siempre me ha parecido bastante coñazo, con perdón. Qué queréis que os diga. Excepto contadísimas excepciones, ninguna de sus canciones me ha llegado. Ninguna me ha gustado lo suficiente para o picar mi curiosidad, para seguir investigando y escuchando sus álbumes. Sus trabajos más celebrados me parecen correctos, sus composiciones me parecen, en muchos casos, notables. ¿Qué falla, pues? Pues esa producción tan mainstream, esa horrible producción limpia y aséptica que elimina toda traza de la sensación de peligro que se supone debe hacerte sentir un buen disco de rock.

«Born to Run». ¿Y esto es el rock con mayúsculas?, pensé la primera vez que lo escuché.

Seguro que muchos de vosotros os habéis enfrentado a una tesitura similar en alguna ocasión. Un disco o un artista unánimemente elevado a la categoría de clásico que no os dice absolutamente nada. Lo intentáis en serio. Escucháis varios discos. No entra. Pasa un tiempo y decidís volver a intentarlo. No hay manera. Al cabo de más tiempo, lo intentas de nuevo. Y nada. Hasta que abandonas. Y ya que estamos de confesiones, os diré (que quede entre nosotros) que no he conseguido terminar nunca el Trout Mask Replica de Captain Beefheart. Nunca. Y lo he intentado muchas veces.

Como nunca había escuchado entero el único disco que tenía del Jefe, un recopilatorio. He escuchado todas sus canciones, pero nunca he podido escucharlo seguido. Me termino cansando enseguida. Al encontrarme en Potes The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle, su segundo disco, pensé que, por un euro que me costaba, valía la pena darle una última intentona a Springsteen.

Debo confesar, después de todo este rollo, que este disco me ha gustado más lo que esperaba. Y curiosamente es porque no me parece «un disco de Bruce Springsteen». Primero, por los arreglos tex mex, que envuelven algunas canciones («4th of July, Asbury Park», «Wild Billy's Circus Story») y de los que, seguro, mi querido Willy DeVille tomó buen nota.

«Wild Billy's Circus Story», el espíritu de Steve Earle revolotea en esta canción. Si está bien hecho, el toque tex mex (atención al acordeón) nunca hará mal a una canción.

Además, la producción no me parece tan horrible como la de, pongamos, Born to Run. Es como si aquí sí que hubiese chicha de verdad.

«Rosalita (Come out Tonight)». Curiosamente me enviaron por correo esta canción hace poco.

Eso sí, no me ha gustado tanto como para evitar ser escrupulosamente colocado (y olvidado) en la estantería de mis discos. Pero nunca se sabe, igual dentro de unos años lo vuelvo a escuchar y consigue de una vez engancharme.

Bruce Springsteen
The Wild, the Innocent and the E-Street Shuffle

**** Discográfica: CBS
**** Referencia: 32363
**** Formato: LP
**** Año: 1973 (edición española de 1976)

Este es mi LP número 198