domingo, 15 de noviembre de 2009

Potes y r'n'r

En ocasiones encuentras discazos en el último ligar del mundo donde esperarías encontrarlos.

Después del Azkena Rock, mi pareja y yo estuvimos de vacaciones recorriendo el norte viendo a colegas aquí y allá. Entre Vitoria y Xixon pasamos por Potes, donde hicimos parada obligada para ver el pueblo.

En Potes también hay rock. Foto de Alk.

Por suerte para nosotros era día de mercadillo. Ya sabéis; panes caseros, comida y bollería de verdad mezclados con los típicos puestos de bragas y calzoncillos a seis euros el paquete de tres. Deambulando por el mercadillo acabamos en uno de esos puestos en los que se encuentra de todo tirado en el suelo, como los que hay por el Rastro en las calles Mira el Río Baja y Carlos Arniches, paralelas a Rivera de Curtidores. Mi vista se fue directa a un cajón con vinilos. No esperaba encontrar nada, discos de música clásica y Manolo Escobar como mucho, pero por probar no se pierde nada, me dije. Para mi sorpresa, encontré bastante más de lo que pensaba. Mis ojos se tornaban más ojipláticos según iba pasando los tesoros que encontraba en la cubeta.

Este fue el botín, y agárrense que vienen curvas. St. Louis to Liverpol, de Chuck Berry; de los Doors, el primero, Strange Days y An American Prayer; At the Rock House, de Roy Orbison; The Wild, the Inocent & the E-Street Shuffle, del Jefe; la banda sonora de Great Balls of Fire y en la selección patria ¡A por ellos, que son pocos y cobardes!, de Loquillo y Trogloditas y Senderos de traición, de los Héroes.

Y todos, por nueve euros.

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